Analizar la idoneidad el sistema educativo no universitario de Asturias no es tarea fácil. Pero se puede intentar a la luz de los numerosos estudios disponibles sobre alumnado, profesorado, gasto y resultados académicos, nacionales e internacionales.
Cantidad y precio. En Asturias, entre 2000 y 2014, es decir, desde la llegada de las transferencias educativas a la administración regional, el número de alumnos no universitarios disminuyó un 10%. En ese mismo periodo en España el alumnado aumentó un 16% de media y en algunas comunidades más del 25%. Mientras que en otras regiones han tenido que abrir centros nuevos e, incluso, instalar barracones, en Asturias muchos centros han ido quedando sin alumnos, aunque pocos se cerraron.
En ese mismo periodo el número de profesores en Asturias creció un 5%, pese a los recortes de los últimos cuatro años. En España, en ese periodo, el número de profesores subió un 24%.
Como consecuencia de la evolución del número de alumnos y profesores, la ratio “alumnos por profesor†cayó mucho y en España quedó en 12.6, cifra similar al promedio de la OCDE.
En Asturias la caída de la ratio alumnos/profesor fue aún mayor, hasta llegar a los 10,8 alumnos por profesor, la tercera más baja de España, más de un 14% inferior a la media y un 22% inferior a la de comunidades con mayor ratio como Madrid.
Comparando la ratio alumnos por profesor de Asturias con la de los países de Europa se observa que es más baja que la de casi todos ellos. Si comparamos con los países más desarrollados como Alemania, Reino Unido o Francia la ratio asturiana es casi la mitad que la de esos países, o sea, que el gasto en horas de profesorado por alumno es casi el doble que en esos países ricos.
Como consecuencia de esa ratio, el gasto medio por alumno no universitario en Asturias se situó en 2012 en unos 6.662 euros al año, un 21% por encima de la media española que fue de 5.431 euros y la tercera comunidad española con mayor gasto. Comparado con otros países el gasto por alumno de Asturias supera en un 20% el gasto por alumno en Alemania o Francia y casi en un 30% el de la media de la UE.
Además este gasto en Asturias, en los últimos años, con los recortes, se ha concentrado casi en exclusiva en el personal, desatendiéndose las inversiones en la red de centros, tecnologías, servicios complementarios, etc
Es decir, en Asturias tenemos en la actualidad un claro sobredimensionamiento del sistema educativo no universitario, tanto en lo referente a gasto como a número de profesores. Un sistema amplio y caro.
Si analizamos los datos anteriores a la luz del estudio de la OCDE sobre los 4 factores que influyen en el gasto educativo (número de horas de jornada escolar, número de horas de docencia que imparte cada profesor, salarios del profesorado y tamaño medio de las clases) vemos que la peculiar situación asturiana de elevado gasto se debe a lo siguiente: 1.-Menor tamaño medio de las clases (este es el principal factor que explica las diferencias en gasto por alumno, especialmente en Asturias). 2.-Horas de clase del alumno por encima de la media (agravado con la 7º hora de secundaria).3.-Salarios del profesorado (por hora de clase impartida) mayores que la media, en especial en secundaria.
¿A qué se debe este menor tamaño de las clases en Asturias? Sobre todo a tres cosas: la necesidad de mantener escuelas rurales con pocos alumnos; los programas de apoyo y de atención a la diversidad, imprescindibles para mejorar la equidad del sistema; y, sobre todo, al mantenimiento, por inercia, de una red de pequeños centros excesiva y obsoleta que, en muchos casos, sobre todo en secundaria, han ido perdiendo alumnos y, con ellos, su razón de ser.
Calidad. ¿Permite ese sobredimensionamiento obtener unos mejores resultados educativos? Según los estudios internacionales, en los países desarrollados, la relación entre calidad de la enseñanza o resultados y el gasto educativo es muy tenue o incluso inexistente, por lo que mayor gasto no supone mayor calidad educativa. Pero vamos a ver cual es nuestro nivel de calidad educativa.
Los resultados de Asturias en PISA 2012 se sitúan bastante por encima de la media española y de la de la UE, y ligeramente por encima de la media de la OCDE. Un buen resultado, aunque no acorde con nuestra gran diferencia de gasto, si eso tuviera alguna relación.
Este nivel de calidad debe analizarse también teniendo en cuenta factores decisivos asociados al rendimiento educativo. 1.-En Asturias, y en España, por las características de nuestro sistema, existe un alto nivel de repetición, en torno al 30%, el doble que en la OCDE (16%), lo que baja nuestros resultados e incrementa el gasto. 2.-En Asturias la proporción de población inmigrante, es el 5%, la mitad que en España, la UE y la OCDE, lo que mejoraría nuestros resultados. 3.- Si se corrigen los resultados de todos los países y regiones participantes en PISA con su índice social, económico y cultural, España y Asturias mejorarían su puntuación.
Conclusiones y propuestas. A la vista de los datos, en Asturias nos encontramos con un sistema educativo no universitario que ofrece buenos resultados, aunque no excelentes, con un coste económico muy alto debido a una ratio de alumnos por profesor demasiado baja. ¿Qué podemos hacer para seguir mejorando los resultados educativos y al mismo tiempo ser más eficientes en el gasto, en tiempos de déficit público, desempleo y múltiples necesidades?
A corto plazo no parece que debamos modificar los salarios de los profesores, ni el número de horas de clase que imparten, ya que estamos cerca de la media europea. Y hay que aumentar la contratación de profesores a media jornada en vez de a jornada completa, para ajustar mejor las plantillas de los centros a las necesidades y repartir el empleo disponible.
Además, hay otras cosas que se deben hacer. En primer lugar, es necesario replantearse la dimensión y ubicación de nuestra red de centros. Reorganizando, fusionando y reduciendo la red obsoleta que tenemos, sin rebajar el servicio en las zonas rurales, es posible mejorar a la vez la eficiencia económica y los resultados educativos. Sobre todo en la red de secundaria existe mucho margen de actuación ya que hay comarcas con varios centros en la misma población o poblaciones próximas que hoy, por razón de la evolución demográfica, tienen un número de alumnos insoportablemente bajo.
Los ahorros en personal, combustible, etc que genera esta reordenación de centros pueden destinarse a inversiones para contar con colegios e institutos más grandes, modernos, equipados y eficientes energéticamente, con mejores servicios complementarios y con grupos completos en todas las asignaturas. También a programas de mejora de la calidad de la enseñanza, que no supongan más horario para los estudiantes. Y, por qué no, a liberar recursos para otros sectores del estado de bienestar que, por nuestra evolución demográfica hacia el envejecimiento requieren aumentar sus dotaciones, como los sanitarios o los servicios sociales.
En segundo lugar, visto que nuestra jornada escolar es mayor que la de la OCDE, debemos evitar los excesos de jornada como la séptima hora de secundaria, que agota a los alumnos, genera ineficiencias en el transporte escolar y cuyo coste es elevado y su utilidad educativa, discutible.
Habría también que reducir mucho la tasa de repetición, que resulta muy costosa y según la experiencia internacional, no se asocia a un mejor desempeño de los estudiantes o a oportunidades de aprendizaje más equitativas (países con mejor rendimiento educativo que España no contemplan la repetición o tienen tasas muy bajas).
También debemos seguir reforzando la equidad, que es un punto fuerte del sistema educativo español y asturiano y tiene importantes efectos educativos y sociales. Medidas en esta línea pueden ser la reducción progresiva de la enseñanza concertada, el aumento de las becas, los programas de reutilización y gratuidad de los libros, la definición de políticas para evitar la necesidad de las clases particulares y los deberes, etc
Y por último, no debemos olvidarnos de las situaciones socioeconómicas y culturales de las familias, un punto esencial para mejorar la calidad del sistema educativo, aunque, en principio, parezca ajeno a él. La mejora de las condiciones de vida de la población, del empleo y las políticas sociales, al igual que las mejoras en la salud pública (alimentación, deporte y hábitos de vida) y en el medio ambiente, repercutirán de forma muy notable en los rendimientos educativos de los alumnos, incluso aunque el sistema educativo no cambie.